DIOS: Ser Supremo, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
UNIDAD: Concepto de formar una sola cosa. Conformidad.
ARMONÍA: Concordancia, proporción, amistad.
PAZ: Tranquilidad, descanso, reconciliación.
Estas son algunas de las definiciones que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua da a los cuatro conceptos que, según mis deseos, serán los ejes claves de mi programa de gobierno, si Dios permite que salga elegido como Hermano Mayor de nuestra querida Hermandad, en las próximas elecciones para formar Junta de Gobierno, en noviembre de este año, 2009.
Podría parecer extraño, pero, en mi humilde opinión, son los cuatro conceptos que faltan en muchas de nuestras centenarias instituciones religiosas para que todo su diario vivir discurra de una manera fluida y normal.
Y me explico; es mi deseo centrar todo mi proyecto de gobierno, caso de ser elegido para regir los próximos cuatro años la Hermandad, que DIOS, en la persona de Cristo, sea el verdadero CENTRO de nuestra espiritualidad y de nuestra actividad diaria. He observado, con pena, durante muchos años de pertenencia a nuestra lista de hermanos, cómo el gran ausente ha sido, y sigue siendo, Dios. Y como dijo Jesús: “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, nada podéis hacer.”(Juan 15:5). Nuestra corporación, como muchas otras, tiene más de entidad cultural e, incluso, política, que religiosa. Esto nos ha llevado, inevitablemente, a que se rompa la UNIDAD, a que brille por su ausencia la ARMONÍA y a que falte, de ordinario, la PAZ. “Que todos sean uno…” (Juan 17:21).
Y todo ello es lo que me ha impulsado a presentarme como candidato a Hermano Mayor para las próximas elecciones de noviembre. Mi deseo es que Dios sea omnipresente en nuestra vida diaria de Hermandad; y, entonces, no me cabe la menor duda que los otros conceptos de unidad, armonía y paz, vendrán por sí solos.
Después de seis años de ausencia total de Sevilla, regreso a mi tierra. Al poco tiempo, me hago cargo de la situación que se vive en MI HERMANDAD. Veo grupos enfrentados entre sí, que supone una incongruencia con lo que creemos y profesamos; algo “contra natura” que ocurra en una asociación cuya finalidad debe ser: EL CULTO A LOS MISTERIOS DEL SEÑOR Y DE MARIA SANTISIMA, LA CARIDAD CRISTIANA, basada en el amor fraterno, y EL TESTIMONIO PÚBLICO DE FE.
Después de seis años de ausencia total de Sevilla, regreso a mi tierra. Al poco tiempo, me hago cargo de la situación que se vive en MI HERMANDAD. Veo grupos enfrentados entre sí, que supone una incongruencia con lo que creemos y profesamos; algo “contra natura” que ocurra en una asociación cuya finalidad debe ser: EL CULTO A LOS MISTERIOS DEL SEÑOR Y DE MARIA SANTISIMA, LA CARIDAD CRISTIANA, basada en el amor fraterno, y EL TESTIMONIO PÚBLICO DE FE.
En evitación de, que antes o después, tenga que venir “alguien de fuera”, a encauzar la situación, si nosotros no lo hacemos, me ofrezco para trabajar por MI HERMANDAD. No quiero que se piense que llego con la idea de ser un “salvador” de nada; pero es mi deseo que nadie nos tenga que considerar “destructores” de una institución sacada adelante hace casi cien años, y que fue la ilusión y la razón de ser de muchos; de ellos; abuelos, padres, tíos y otros familiares de los mismos que hoy, en el presente, no son conscientes de que necesitamos a DIOS, que tengamos ARMONIA Y UNIDAD, y que podemos vivir y desarrollarnos en PAZ.
No deseo basar mi candidatura en mis títulos ni cualificaciones profesionales, sino en mis convicciones de fe. Por ello, no hago hincapié en mi currículum profesional, sino en mi demostrado amor, entrega y servicio a nuestra amada Hermandad, en cuya nómina figuro inscrito, desde hace cuarenta y cuatro años, perteneciendo a sus diferentes juntas de gobierno durante cuarenta de los mismos; de ellos dieciocho como Diputado Mayor de Gobierno. También he sido nueve años Fiscal del paso de Palio de Nuestra Virgen del Dulce Nombre, por lo que puedo afirmar que conozco muy bien, desde dentro, lo que es la Cofradía.